sábado, 16 de noviembre de 2013

Teatro 1956 Nancy Brown Reseñas

Para una mejor comprensión de este blog visite: Xavier Loyá




MARILÚ y LOYÁ ...en su magnífico segundo acto...

MARILÚ ELÍZAGA Y XAVIER LOYÁ ...muy buena actuación de la pareja...
NANCY BROWN. Original de Rafael Bernal, adaptación de un cuento del mismo título de Somerset Maugham. Dirección de Joaquín Bernal. Interpretación de Marilú Elízaga, Xavier Loyá, Antonio Raxel, Celia Manzano, Malena Doria, Mario Delmar y Arturo Brisha. Estrenada en el teatro del Caballito.
En medio de un ambiente cordial, con un diálogo de comedia que divierte mucho más que hace pensar, el drama de una mujer en el ocaso. Nancy Brown tiene ese fondo, pero el adaptador ha preferido, seguramente para comercializar la obra, darle el tono amable de una comedia ligera donde todo termina bien. En parte ha acertado, pues dado el elenco elegido Nancy Brown, resulta un agradable comedia, sentimental y graciosa a ratos, wildeana y moderna en otros. Pero en definitiva nos parece que el asunto central de la obra no ha sido suficientemente aprovechado por el adaptador y abunda la confusión.
La austera viuda Brown del primer acto resulta, quizá lo mejor de la pieza y del excelente trabajo de Marilú Elízaga. Su aparición, en el seno de aquel hogar desquiciado y decadente no puede ser más realista. Tras la presencia de la enlutada y encorsetada viuda, la cosa deriva francamente hacia la comedia cuando el supuesto “gigoló” llega a complicar las cosas. Pero el vodevil no cuaja porque en el segundo acto, seis meses después, las cosas han cambiado. La comedia frívola, con gigolós, amantes y maridos consentidores, se torna honda y sentimental por un momento. Nancy Brown tiene el valor de comprenderse a sí misma: ya ha vivido –seis meses solo- y ahora solo quiere la tranquilidad de la vejez sin espejos. El “gigoló”, no es tal sinvergüenza, sino un muchacho inteligente y realmente enamorado. Pero el rompimiento se impone. En  el tercer acto impera la taquilla: hay que buscar a como dé lugar el “happy end”. Ni el “gigoló” desairado; ni la viuda en el ocaso, pueden abandonarnos sin esperanza. Entonces se busca un arreglo harto convencional que no nos convence, pero que nos hace sentirnos más o menos felices.
Esto es lo que Rafael Bernal ha hecho con el cuento de Somerset Maugham. ¿Mucho o poco? ¿Bien o mal? El público será el encargado de decirlo. Pero, evidentemente, el público prefiere divertirse.
La puesta en escena adolece –al menos adoleció en su estreno- de falta de agilidad y de ritmo. Nos pareció que la dirección de Joaquín Bernal había pecado de frialdad, quizá influido por la presencia inmóvil del impasible mayordomo inglés, que tan magníficamente interpretó Antonio Raxel. Su mejor momento es en determinadas escenas del tercer acto, en el cual sí hubo algún defecto fue debido a falta de seguridad en alguno de los actores.
La señora Elízaga, ya lo hemos dicho, está magnífica de principio a fin. No se sabe de dónde saca tan tan estudiada naturalidad para cada expresión, para cada movimiento, para cada mirada. Desde luego su fuerte, sigue siendo la gracia. Sin embargo en Nancy Brown apunta más de una vez en ella –en la larga escena del segundo acto con su gigoló- una fibra dramática que no conocíamos y que quisiéramos poder conocer.
A su lado el joven actor Xavier Loyá logra una de sus mejores actuaciones, en su breve carrera artística. Su transición del segundo acto, es buena. Tiene sobriedad y seguridad, dos condiciones indispensables cuando se tienen que desempeñar papeles tan resbaladizos como el que ahora le tocó en turno: galán de una viuda que le dobla la edad.
El resto del reparto cumple correctamente. Malena Doria, está graciosa y elegante. Mario Delmar es el buen actor que siempre ha sido. Celia Manzano exagera con alguna frecuencia y Arturo Brisha, recién importado se ve desplazado.



Xavier Loyá, Arturo Birsha, Marilú Elízaga, Celia Manzano y Mario Delmar en la obra “Nancy Brown”, que se presenta en el Teatro del Caballito.
CABALLITO
Al día siguiente tuvimos otro estreno de obra mexicana (ya no son rara avis) en el teatro del Caballito; se trata de “Nancy Brown”, de Rafael Bernal, inspirada, dice él, en un cuento de Somerset Maugham, como “La Hija de Rapaccini”, de Octavio Paz, que triunfa en la misma sala, lo está en uno de Nathaniel Hawthorne.
Bernal es un habilísimo facedor de comedias; tiene una práctica formidable, pues escribe gran parte de las que saturan las estaciones de radio; “El Ídolo” nos pareció una excelente pieza suya; también es buena “Antonia”, y en “La Paz Contigo” tocó un tema que se pensó que apasionaría al público de México.
Ya ha hecho otras veces Bernal, y bien, la comedia mexicanista, de costumbres, o de problemas locales; ahora hace una intemporal y la sitúa en Londres, por convenir así a la psicología de sus personajes; un recurso legítimo.
La obra está bien hecha, y su interés no decae; pero se nota sobre todo que está hecha expresamente para el lucimiento de una actriz; actriz es Marilú Elízaga, que ya tiene categoría suficiente como para que los autores le escriban obras especiales; en “Nancy Brown” se luce; se ve muy bien (recordemos que Marilú ha sido, con Verónica Loyo, una de los dos más resplandecientes bellezas de la televisión, este año) y conquista generales simpatías por los matices que da a su personaje; es cierto que es tan enorme que achaparra a todos los que se aproximan, y que hace que le queden chicas las puertas; sobre todo con ese batilongo de terciopelo y pieles que usa, con collar de perlas de tres vueltas, en el tercer acto, y que a algunos les parecerá excesivo para el desayuno; en otro acto luce otro vestido con miles de metros de gasa, y su imprescindible broche convertible, y en otro saca un par de vestidos de respetable viuda que logran el buscado efecto cómico.
Al lado de Marilú brillan Xavier Loyá excelente; Malena Doria, muy mona, y siempre progresando, y Mario Délmar, que rápidamente se ha convertido en un lobo de las tablas; Celia Manzano no está en uno de sus mejores días; Antonio Raxel se limita a decir, con buena dicción y buena planta, un papel que se le da ya muy mascado, y para el que le sobra peluca.
No tuvo problemas el director, Joaquín Bernal; así deben comenzar los directores, con piezas sencillas, sin alardes, sin barroquismos; ya vendrá la genialidad cuando la experiencia les haya ido soltando la mano; ni el movimiento escénico presenta dificultad alguna ni los personajes tienen secretos, o matices difíciles de encontrar; el autor los da ya muy hechos, todos; tampoco tiene nada de particular la escenografía.
“Nancy Brown” fue muy bien recibida por el público, y será sin duda bien aceptada por la crítica; Marilú Elízaga suma con ella horas de vuelo, y tiene oportunidad de brindar satisfacciones artísticas a sus partidarios.



Otro pasaje de la comedia NANCY BROWN inspirada en un cuento de Somerset Maugham, en la cual vemos nuevamente la elegancia y distinción de Marilú Elízaga, junto al joven actor Xavier Loyá
Por FELIX ANGUIANO
SINTESIS DE CRÍTICA…
“Nancy Brown”. Teatro el Caballito. De un cuento corto del escritor inglés Somerset Maugham, el escritor mexicano Rafael Bernal ha elaborado una comedia de tres actos. Gustará a los amantes del humor inglés y defraudará a los que buscan una comedia para reír a carcajadas. La obra tiene un primer acto bueno; el segundo deja algo que desear; pero en el tercero, sobre todo por el diálogo ya que la actuación queda relegada a segundo término, es excelente. El personaje principal llamado Nancy Brown, pero que en la obra original se le conoce como Dorothy, tiene toda la psicología que el autor inglés quiso imprimirle. Marilú Elízaga, encargada de personificar a Nancy, hace toda una creación de ella y brilla como una excelente actriz de comedia. Después se transforma, pero vuelve a ser la Marilú: dueña de escena, elegante y actriz. El mayordomo por Antonio Raxel, en quien el autor pone toda la flema y la ironía inglesa, merece calurosa felicitación; está muy bien. Xavier Loyá, cuajando como galán. Mario Delmar, discreto. Celia Manzano no logra nada extraordinario y en momentos se le ve insegura, como si no sintiera el papel. Arturo Brisha, simpático aunque conserva su acento catalán. Defrauda Malena Doria, la dama joven, quien todavía no está para estos papeles. Esta artista debería de comenzar por el principio, que a la larga es el mejor camino, ya que en la actualidad carece por completo de matices y de tablas. La dirección de Joaquín Bernal está llena de faltas de experiencia y en momentos no sabe dónde colocar a sus personajes. La escenografía seria. Total: una comedia como otras muchas…



CABALLITO 
“NANCY BROWN”
Al contrario de lo que nos ocurre casi siempre, que vemos las obras la noche de su estreno y opinamos acerca de ellas antes que nuestros colegas, a esta comedia de Rafael Bernal, inspirada en un cuento de Somerset Maughan, la conocimos hasta el viernes, y venimos a hablar de ella después de que ya lo han hecho varios críticos teatrales, con algunos de los cuales, que le han puesto defectos de fondo y de forma, no estamos conformes.
En nuestra opinión, “Nancy Brown” es una bonita comedia, con un primer acto divertidísimo, y cuya interpretación, en términos generales, nada deja que desear.
Hablamos falso, desde luego, al tipo del criado, pues no es admisible que miembros de una sociedad tan rígida como la inglesa, toleraran tamañas libertades a un mayordomo, pero tal vez sea ese el único defecto básico de la pieza, que habría ganado si el mismo hombre observador e inteligente hubiese sido, en vez de un sirviente, un antiguo amigo de la casa. Por lo demás, los otros personajes están bien estudiados; el tema de la obra resulta interesante, y sus diálogos, fluidos e intencionados, contribuyen poderosamente a hacer de “Nancy Brown” una diversión para personas de buen gusto.
Y vanos con los intérpretes.
Marilú Elízaga aparece distinta en el primer acto, para volver a ser ella en los siguientes, y no sabemos cómo admirarla más, sí como una “viuda respetable de Liverpool”, o como una triunfadora dentro de la sociedad de Londres.
Celia Manzano cumple como actriz, y sólo puede objetarse su modo de vestir poco propicio a su físico en el acto postrero.
Malena Doria actúa con discreción, lo que es meritorio, tratándose de una debutante.
Y de ellos, medido, Antonio Raxel; simpático, Mario Delmar; correcto, Arturo Brisha, y francamente bien, hasta en tipo, Xavier Loyá.
¿Qué los demás no son rubios como la gran mayoría de los hijos de Albion?
Cierto, pero nosotros preferimos aceptar británicos morenos mejor que a hombres disfrazados, mediante pelucas rubias.
Así, pues, nos gustó la labor directriz de Joaquín Bernal, como nos gustó en conjunto “Nancy Brown”, cuyo montaje hubiéramos querido que fuera más inglés de lo que es.



I-Un Gran Papel de Marilú
II-La Gente va al Trianón
III-Asuntos Nacionales, y no
IV-Programa Inolvidable
V-Éxito del Teatro 666
Por LUIS SANCHEZ ZEVADA
Muy a pesar de las opiniones adversas a la pieza de Rafael Bernal, “Nancy Brown”, basada en un cuento de W. Somerset Maughan, el bonito teatro del “Caballito” siguió recibiendo a un público que rió de buena gana ante las excentricidades de la honorable viuda de Liverpool y más tarde reina de la sociedad de Londres, papel en el que Marilú Elízaga se luce en grande, llevando a cuestas el peso de la obra. Guapa y elegante como es, en su primera aparición nos sorprende vestida tal y como realmente lo hacen las puritanas inglesas. Después, se transforma y volvemos a ver a la guapa en interesante Marilú de siempre. El mayordomo, interpretado acertadamente por Antonio Raxel, resulta ilógico; hubiese sido mejor que este igualado personaje no tuviera tantos mutis y apariciones tan oportunas, pues dan un efecto demasiado teatral. Xavier Loyá buen actor y en tipo, desenvuelto y simpático, sabe secundar a la primera actriz con tino. Mario del Mar, imprime a su actuación una comicidad discreta. Celia Manzano cumple honrosamente, pero junto a Marilú se ve mal vestida, un poco de discreción le vendría bien. Malena Doria, en su primer papel de dama joven sale airosa. Guapa y dueña de una voz bien modulada. Malena es un de las jóvenes promesas de nuestro teatro.