viernes, 15 de noviembre de 2013

Teatro 1954 Corazón arrebatado Reseñas

Para una mejor comprensión de este blog visite: Xavier Loyá



Lo importante en la inauguración del teatro Círculo, auspiciado por la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, el Colegio Nacional de Arquitectos y el Instituto Nacional de la Juventud –instituciones a las que rindo el más cálido elogio-, no es, primordialmente, la novedad, en México, de un local en que el escenario está en el centro de la sala, y el público rodeando a los actores, colocados a su nivel; esta forma escénica, existente ya en muchas ciudades norteamericanas, puede tener la ventaja –o la desventaja- de que en cualquier salón de regulares dimensiones, sea posible instalar un teatro de comedia. Lo básico es que dicho teatro se ha iniciado, de manera limpiamente profesional –aunque en el reparto abunden los  artistas primerizos-, con una obra magnifica, con una interpretación excelente, y bajo una dirección, la del esforzado Xavier Rojas, impecable. El teatro bueno puede representarse en Bellas Artes o en un corral. Lo fundamental es su calidad.
Entre el cúmulo de obras mexicanas que vienen presentándose en las salas de la ciudad, especialmente en los últimos dos años: cuando el movimiento de teatro experimental parece declinar hacia el comercio fácil y las concesiones a un público cuya inquietud merece elevación y acicate, y no bajo alimento, una obra como ésta de John Patrick (“Corazón Arrebatado”), causa alegría y, mirándola, se respira a gusto”. Es una pieza perfectamente construida, con técnica original y propia, con un diálogo vivo, eficaz y hasta poético; sobre todo, es una pieza útil, que contiene pasión, humanidad y gran fuerza emotiva. Sin concesiones, sin trucos, con trasparente sinceridad, el autor elabora un juego dramático lleno de matices y de verdad. La soledad humana y el amor que puede salvar al hombre de sí mismo y de la muerte, son los ejes de una trama constructiva sólida y muy teatral. Destacan Xavier Loyá –que grata sorpresa verlo convertido en un verdadero actor, sensible y apasionado-, Jenaro de Alba –defectuoso en la dicción, que debe cuidar; pero dignísimo y emotivo en actitud y gesto-; Gloria García, justa en todos los momentos, y Bruno Márquez, proyectando gracia y simpatía. Secundados, los debutantes Julio Alemán, magníficas condiciones de actor; Julio Freymann y Federico Cárdenas, que crean su personaje de manera admirable. La mayor parte del mérito corresponde a Xavier Rojas, que se revela como un director de gran porvenir en esta obra que verán cientos de espectadores.



“CORAZÓN ARREBATADO” EN EL TEATRO CÍRCULO. –Xavier Rojas ha logrado una magnífica realización con esta obra de John Patrick, en el Teatro Círculo. La comedia es una bellísima pieza llena de humanidad, que se desarrolla en la sala de un hospital de urgencia, durante una acción de guerra, que congrega a soldados de varias nacionalidades –un inglés, un norteamericano, un escocés, un neozelandés, un australiano y un nativo asiático del lugar en que se halla el hospital- y a una enfermera, personajes del drama en unión del coronel médico. El escocés, condenado a muerte por las lesiones producidas por la metralla, es un formidable tipo pintado de mano maestra por el autor, que enriquece la galería teatral de auténticos seres humanos incorporados a la escena. Al igual los demás personajes están delineados a la perfección, y el argumento y la acción que los anima es una hermosa historia llena de vida en que juegan valores y calidades de primera clase.
Xavier Rojas se ha apuntado el primer tanto favorable al traer a la escena de habla española esta producción de Patrick, tan digna de ser conocida y apreciada, y ha completado este acierto con una dirección eficaz, una escenografía de Francisco Paz Parodi, original y sencilla, que ambienta muy bien la obra, y una interpretación alcanzada por sus artistas pocas veces lograda; viven más que actúan la comedia. En una verdadera competencia artística alternan Gloria García, en la “hermana Margarita”; Jenaro de Alba, colosal en el escocés “Labiche”; Xavier Loyá, estupendo en el “yanqui”; Bruno Márquez, en el gracioso inglés, y Julio Alemán, Carlos Freymann, Alejandro Guerrero, Jorge Malinier y Federico Cárdenas, en los restante personajes.
Un exitazo bien merecido de todos por su labor tan llena de méritos, por lo elaborada, bien ensayada y bien trabajada que está la hermosa comedia, así como por su presentación en este Teatro Círculo en que los espectadores rodean a los artistas, compenetrándose con los mismos en la acción.
La salida de la Casa del Arquitecto en que se presenta “Corazón Arrebatado”, es una agradable estancia saturada de ambiente artístico y el espectáculo que ofrece Xavier Rojas es el hito más alto alcanzado por él mismo.



Casa del Arquitecto
“CORAZÓN ARREBATADO”
En la carrera que han emprendido nuestros modernos paladines del teatro para hacerlo más y más natural, Xavier Rojas parece haber alcanzado la codiciada meta, ya que en su Teatro Círculo conviven público y artistas casi sin distingo alguno y el día en que a un espectador se le ocurriera meterse al “escenario” o a uno de los cómicos ocupar tranquilamente una butaca, nadie tendría de qué extrañarse.
Este sistema de teatro común válgaseme la frase, encaja perfectamente en la obra elegida, “Corazón Arrebatado” de John Patrick, que ya conocíamos a través de su versión fílmica.
Y encaja perfectamente porque un pabellón de emergencia de un ejército acampando en Asia bien puede utilizarse en el centro de un salón ya que no requiere paredes que pudieran tapar la vista, como pueden actuar libremente los actores que hacen de soldados enfermos, así como la “Hermana Margarita” a quien por ser mujer, seguramente se le dio el papel más digno y mesurado de la obra.
Los demás son “eso” soldados de distintas naciones que hablan y obran como si estuvieran realmente en un hospital improvisado.
Y ante tanto realismo el público, extrañado al principio se divierte después, y acaba por aplaudir la admirable dirección de Xavier Rojas, que comprende mutis y apariciones realizadas en la más completa oscuridad y la excelente labor de los intérpretes entre quienes sobresalen Xavier Loyá, Gloria García, Bruno Márquez y Jenaro de Alba.
Nosotros lo declaramos abiertamente, gustamos del espectáculo y tan es así, que cuando Rojas ponga otra obra, seremos de los primeros en ir a verla.



FUIMOS AL teatro Círculo a ver “Un corazón Arrebatado”. Es una experiencia singular y para nosotros por demás agradable. Se siente uno en la intimidad con lo que sucede en el escenario, bueno si es que puede llamarse escenario a una tarima baja de madera, que está junto a nosotros. Lo menos que se puede uno figurar es que un teatro pueda ser así; llega uno a un salón con sillas; en medio hay una serie de camas ,… y eso es todo; en esas camas , y junto a nosotros, se desarrolla la obra en cuestión.
Carece esta de movimiento, ya que todo es diálogo y el repetido tema hace quizá un poco monótona la comedia, pero a cambio de esto es agradable y tiene muy buenos “golpes”. Bien interpretada por todos y cada uno de los actores, destaca Xavier Loyá, que está muy bien, Jenaro de Alba, que al principio no nos gustó, se fue mejorando y en el último acto dio a su papel el tono requerido. De escenografía no hay que hablar, ya que prácticamente, no existe.



Corazón arrebatado
Antenoche en la Casa del Arquitecto, tuvo lugar la inauguración de la temporada de teatro con la obra “Corazón Arrebatado”, donde además se utilizó el novedoso procedimiento del teatro círculo, con el escenario en una plataforma que la rodea totalmente el público. El resultado fue brillantísimo. Ya que también se escogió una magnífica obra y actores que hicieron una labor homogénea. En este gráfica, Xavier Loyá, Jenaro de Alba y Bruno Márquez en una escena de la obra.



En esta obra que se presentó brillantemente antenoche, se destacan principalmente Jenaro de Alba y Xavier Loyá, pero en general el mérito es del conjunto que logran muy buena interpretación de es gustada comedia.
Con muy buena aceptación de todo el público que asistió a la Casa del Arquitecto, con motivo de la inauguración del Teatro Círculo, se estrenó la obra “Corazón Arrebatado”, comedia en la que todos los actores hacen una magnífica labor de conjunto, pero que en particular se distinguen Jenaro de Alba con un papel de mucha envergadura en la que demuestra su magnífica calidad de actor y Xavier Loyá, quien en un papel más difícil, también logra una magnífica interpretación.
El novedoso procedimiento del Teatro Círculo tuvo una brillante aceptación, ya que la visibilidad de todos los espectadores es perfecta, puesto que los diferentes movimientos que hacen los actores se pueden apreciar perfectamente desde cualquier ángulo. El escenario está sobre una plataforma en círculo rodeada por el público.



“Corazón Arrebatado” (The Hasty Heart), del autor norteamericano John Patrick, es una obra que requiere un solo decorado y tiene únicamente nueve personajes. Estrenada hace cerca de diez años en el teatro Hudson de Nueva York, con los conocidos actores –popularizados por el cine- Richard Basehart como el soldado escocés enfermo y John Lund como el soldado yanqui que se le enfrenta, llega a México con significativo retraso. Si hubiese abordado un tema sexual, los traductores se habrían peleado por darla a conocer. Pero se trata de una comedia de soldados, una comedia de guerra si se quiere, cuya acción transcurre en un pabellón de emergencia de las Naciones Unidas en el sudoeste de Asia. Es una comedia de caracteres, en la que nos hace asistir el autor a las reacciones que se producen entre los distintos personajes, cada soldado, desde el yanqui hasta el negro africano, tiene su mentalidad especial. Obra humana, llena de ternura y salpicada a la vez de comicidad. Sin procacidades sin lodo esta es una obra verdaderamente realista, rica en emoción. Una obra sana, sincera, de amor –de amor al hombre, sin distinción. Cinco convalecientes intentan por todos los medios ganar la confianza, para aligerar su dolor, de un compañero suyo, de carácter huraño, del que solamente ellos y la enfermera saben que morirá en breve, a causa de su enfermedad. ¿Esto es todo? Sí; esto es todo, y es mucho. En el Teresa, hace algo más de dos años, vi la película que Vincent Sherman sacó de esta comedia. La filmó en Inglaterra. Richard Todd se hizo famoso con ella; interpretaba el papel del soldado enfermo e intratable; Ronald Reagan fue el soldado yanqui; Patricia Neal, la enfermera. La película, titulada “Alma en Tinieblas”, era magnífica, pese a su título tonto. Pero era una película de soldados, una película de guerra. Siempre el mismo reparo. Tuvo que ser estrenada en programa doble y duró una semana en cartelera. Más sobria, más real que “De Aquí a la Eternidad”, a mí me parece mejor. Vale más por su concisión, por su lenguaje, por su ritmo.
La presentación de “Corazón Arrebatado”, para la que se ha recurrido a la nueva técnica escénica –nueva hasta cierto punto, pero siempre curiosa y no exenta de originalidad- del teatro circular, hace más atractiva la obra. Como decía una amiga mía francesa, esa nueva modalidad “enange les idées]”. De momento, al entrar en la sala y ocupar el asiento, el espectador se sorprende; incluso experimenta recelo. Pero luego, al apagarse las luces, encenderse los reflectores y dar comienzo la representación, se siente fuertemente atraído por ésta; se adentra en ella; la vive con mayor intensidad. Xavier Rojas, se apunta con la dirección de esta obra un buen tanto a su favor. En general, la interpretación es, también, excelente. Xavier Loyá vehemente, el gordito Bruno Marquez y la encantadora Gloria García, merecen especial aplauso. Sería injusto regatearlo a Federico Cárdenas, el “Capullo”, que carga con el papel difícil del negrito que no habla. Carlos Bibriesca, el soldado escocés, acentúa quizá demasiado, en algunas escenas, su sentimiento agrio y rebelde. Pero en otras está francamente bien. Su papel no es, ciertamente, un caramelo. En fin, “Corazón Arrebatado” es un espectáculo digno, por todos conceptos.




Por ARMANDO DE MARÍA Y CAMPOS
EL CORAZÓN ARREBATADO, DE JOHN PATRICK, EN LA ESCENA CIRCULAR DE LA SOCIEDAD DE ARQUITECTOS MEXICANOS.
Un personaje de la novela “Main Street” o “Calle Mayor”, de Sinclair Lewis, dice a propósito del teatro en Norteamérica: “Lo que queremos en una comedia es humorismo y sal. En eso es en lo que los comediógrafos americanos superan a todos esos viejos melancólicos europeos”. Confieso que no he dado con otra definición del teatro medio –obras comerciales que después serán llevadas a la pantalla- del país del norte, más simple, sencilla, sincera y legítima. Humorismo y sal. Magnífica fórmula para hacer teatro fácil, divertido y que hasta de un poco en que pensar.
Humorismo y sal caracterizan la primera obra de John Patrick que es presentada en México: “The Hasty Heart” (El Corazón Arrebatado), que desde hace dos semanas se ofrece a la curiosidad ingenua de nuestro público en un salón de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (y bajo los auspicios del Colegio Nacional de Arquitectos), en el número 24 de la Avenida Veracruz, convertido en novísimo escenario de forma ovoidal –y no en círculo, como se anuncia-, por el cómodo sistema de colocar sillas alrededor de improvisada escena, que queda a la misma altura que los espectadores, que cercada por una cerca –y no es redundancia-, porque esta fórmula de representar que tiene por fondo de las cuatro paredes grupos de espectadores, obliga a “decorados” o escenografía en general transparentes o que permitan ver al través de ellos. Los espectadores están tan cerca de la escena, que si alguien cruza la pierna, la punta del calzado ya está dentro del escenario, y basta con extender la mano para tocar cualquiera de los trastos que forman la utilería de la escena. En realidad, esta forma de interpretar el “teatro círculo” o “teatro en círculo”, tiene mucho de humorismo y sal…
Los norteamericanos, que como los rusos en otro sentido, son pueblo joven y descubren el mediterráneo cada cuarto de hora, turistas impenitentes en todas las manifestaciones de la sorpresa, se alborozan como niño con juguete flamante, con el teatro en círculo. La verdad es que esta forma de representar, instalando el escenario como isla rodeada de espectadores, es tan vieja como el propio teatro –y en México ya lo habíamos experimentado, hace unos seis o siete años, en representaciones ofrecidas en inglés por un grupo de aficionados de la colonia norteamericana-. Tengo a la vista un periódico italiano de hace un par de meses, que habla del teatro arena o circular. Se refiere al de San Erasmo , de Milan. “A propósito de este nuevo tipo de teatro, nuevo y antiguo al mismo tiempo, ya que la gradería en anfiteatro existió en la época de los griegos, y más cerca de nosotros en el año 1600. Se declara que debía existir un teatro circular en cada ciudad italiana, a fin de que no sólo los milaneses puedan disfrutar de un espectáculo en una pista o arena, en la cual los autores se presentan en toda su integridad física al juicio completo del espectador”. En la misma información, se dice finalmente ; “Deseamos que la iniciativa tomada por los milaneses encuentre imitadores no sólo en Italia, sino también fuera de Italia, sobre todo cuando existen ya teatros de ese tipo en Francia y en algunas otras naciones europeas”. Y en la Casa del Arquitecto, de México, digo yo, para cerrar el comentario. ¿Recuerda algún lector los recitales de Berta Singerman, en 1920, en el patio central de la secretaria de Educación, sobre un tabladillo o isleta de madera, rodeado de público por todas partes, incluyendo los cuatro corredores…?
“The Hasty Heart” tuvo éxito resonante en Nueva York, porque fue estrenada a poco de  haber concluido oficialmente la guerra, el 3 de enero de 1945, en el Hudson Theatre, de la ciudad de hierro. Su autor –John Patrick- regresaba a la vida ciudadana después de haber servido a su patria en el Octavo Ejército, a las órdenes del general Montgomery. La acción ocurre en el pabellón de emergencia del ejercito de las Naciones Unidas en algún lugar del sudoeste de Asia, y desarrolla una anécdota seguramente de aquella vida real, o muerte atormentada, entre soldados de diversas naciones que habla inglés –el yanqui es el bueno de la comedia-, menos uno. Un soldado escocé, gran tipo si lo hay en cualquier pueblo, sufre un mal que lo llevará a la muerte sin que él lo sepa, y sus compañeros de reclusión le quieren hacer dulces y alegres sus últimos días, y no falta enfermera –hada buena en la guerra y en la comedia- que alienta el flirt de quien ya no podrá tener hogar, esposa e hijos. Eso es todo, en tres actos, cinco “cuadros” en total bien expuestos e hilvanados, con su “suspense” melancólico y su final excepcionalmente no feliz. Humorismo y sal, en suma. John Patrick es relativamente joven; nación en Carmel California, en 1907, y está preparado intelectualmente, porqué estudió en varias universidades. Entró a la vida del escritor como confeccionador de “scripts” para radio, y cuando sintió que dominaba el diálogo y la construcción teatral, escribió comedias: Hell Freezes Over (1935), The Willow and I (1942), The Story of Mary Surrat (1946).
Xavier Rojas, poblano, que hace teatro en México con renovado entusiasmo desde 1939, ha probado con El Corazón Arrebatado sus grandes dotes de director, ingenioso, hábil, seguro y audaz. Se ve con gusto e interés este “teatro círculo” por él dirigido, y que por su novedad –humorismo y sal- debe de conocer todo el México que gusta del teatro bien presentado, bien hecho. Como el teatro en círculo es una sorpresa, más vale no anticiparle nada al futuro y curioso espectador, pero si aconsejarle que vaya a conocerlo.
La interpretación de El Corazón Arrebatado fue confiada a actores todavía no francamente profesionales. Están en la raya, a punto de dejar de ser primerizos, algunos de ellos. Xavier Loyá, en soldado yanqui, se “roba” la obra: está cordial, simpático, humano y, sobre todo, buen actor. En seguida Bruno Márquez, en un personaje muy atractivo y cómodo, al que matiza y engeneral hace con cariño. Fue presentado - ¡presentación estelar! (sic) – el joven y empeñoso actor Jenaro de Alba, y aunque demuestra que está avanzando en su carrera, no satisface plenamente en plan de figura, porque su dicción, muy defectuosa aún, le traiciona… y un actor que no habla claro, no es, en rigor, un buen actor, y defrauda en partes estelares. La cabeza en el cartel se gana paso a paso, y el arte de representar es larga, fatigosa aventura. Jorge Maunier, Julio Alemán, Carlos Freymann, Federico Cárdenas –que no habla- y Alejandro Guerrero, contribuyen con su afición y estudio al buen resultado de la comedia, y Gloria García se muestra llena de ternura en la abnegada enfermera. Un elogio merecido para el escenografista Francisco Paz Parrodi, pionero en sencillas escenografías para teatros en círculo, humor y sal.



Xavier Loyá y Jenaro de Alba logran buenas interpretaciones en “Corazón Arrebatado”. En el nuevo procedimiento de Teatro Círculo, el espectador está metido en el mismo lugar de acción;

TEATRO CÍRCULO, una nueva tentativa teatral debida al entusiasmo de Xavier Rojas, presentó en el local de la “Casa del Arquitecto” la “nueva” modalidad de teatro sin escenario, con la actuación de los actores en un círculo rodeado de espectadores por todas partes. Esta forma representa –como todas las modalidades innovadoras- el afán de buscar una nueva manera de hacer lo mismo viejo. Con círculo, con escenario, con decorados corpóreos o con sintéticas insinuaciones que sugieran el lugar de la acción, el teatro sigue siendo siempre lo mismo: una historia que vienen a explicarnos unos señores, y lo único que interesa es que la historia sea buena y que los que la cuentan sepan cómo hacerlo. Lo demás… es lo de menos.
La obra elegida por Xavier Rojas para presentar el Teatro Círculo no pierde fuerza al ser representada en esta forma como seguramente les ocurrirá a algunas obras que reclamen una mayor intimidad o que los personajes sean menos a ras de tierra. Estos soldados que se hallan recluídos en un pabellón de emergencia de un hospital de campaña, en algún lugar de la tierra, viven problemas muy de cada día que no necesitan los cuidados de sugestión que puede proporcionar el escenario.
“Corazón arrebatado” es una buena muestra de teatro anecdótico un poco a la forma de argumento cinematográfico; teatro que es casi un discurso de propaganda de la humanidad de aquellos soldados de las Naciones Unidas que se hallan reunidos, en mescolanza, racial, en algún lugar del Asia y que dan muestras de esa camaradería que se liga únicamente en el peligro. El personaje escocés, terco como una mula, que se deja vencer poco a poco por la simpatía de sus compañeros que lo tratan de un modo especial debido a que saben que está condenado a muerte por la enfermedad, es un buen hallazgo escénico y está magníficamente aprovechado por el autor que logra con él muy buenas escenas, principalmente la final del segundo acto, que es primorosa.
En el fondo la obra no es gran cosa más que una comedia simpática, limpia, hecha con cariño y desarrollada con indudable demostración de saber lo que tiene entre manos. Los muchachos que dirigió Xavier Rojas lograron un admirable conjunto que nos dio una representación merecedora de todos los elogios; lo más admirable fue el espíritu de conjunto que anima a estos muchachos en los cuales las pequeñas vanidades de querer pasar por encima del compañero, a costa de lo que sea (incluso de la propia dignidad de actor), parecen no haber hecho mella; les felicitamos sinceramente por este espíritu de equipo. En lo dicho queda implícito que cada quien cumplió con su cometido. Aplaudimos la concentrada intensidad de Jenaro de Alba en su escocés que nos pareció espléndido; Xavier Loyá dijo y actuó a maravilla un papel bastante difícil por sus transiciones; Bruno Márquez se anotó el éxito de la noche en su cocinero barrigón, papel cómico muy agradecido en una situación de fuerte intensidad. Gloria García sirvió muy bien, con feminidad auténtica no de pose de calendario, la enfermera de campaña que es un poco la madre y la novia de cada soldado. Y en los demás, todos del primero al último, desde el doctor que tiene dos escenas difíciles y habla bastante, hasta “Capullo”, el soldado que no habla inglés y no dice en toda la obra más que su apodo, cumplieron con interés en su trabajo de equipo que se merece, a nuestro juicio, los mejores elogios. Aparecieron a la escena por este orden: Jorge Maunier, Julio Alemán, Carlos Freymann, Federico Cárdenas y Alejandro Guerrero.
La ambientación escénica de Francisco Paz Parodi, bien lograda a base de recursos  mínimos. La dirección de Xavier Rojas ha sido una nueva demostración de la tenacidad y devoción de este joven director.



ESTRENO DE “CORAZÓN ARREBATADO” DE JOHN PATRICK, EN EL TEATRO CÍRCULO.
Cuando en 1952 Xavier Rojas ideó una nueva temporada del Teatro Estudiantil Autónomo (TEA) en el local que había descubierto y se denominaba entonces Sala Alemán y que ahora es Teatro 5 de Diciembre , comenzó a ensayar esta misma comedia Corazón arrebatado, del norteamericano John Patrick , en la misma traducción de Tony Hass, con Gloria García, Carlos Bribiesca y Rafael Montalvo en los personajes principales, y la anunció como obra inaugural. Por circunstancias que no hay por qué decir aquí, la temporada se frustró. Más tarde Xavier Rojas viajo a Estados Unidos y conoció directamente la moderna técnica del teatro círculo –theatre-in-the-round- que ya practicaban Glenn Hughes en el Penthouse Theatre de la Universidad de Washington, Margo Jones fundó su teatro círculo en 1947 y lo llamó Theatre 47, y cada año le pone el número del año que corresponde: hoy se llama Theatre 54), Rowena Jellife en su Karamu Theatre de Cleveland y otros.
A su regreso a México, Xavier Rojas ha querido probar esta nueva técnica –que en rigor es vieja de siglos- y escogió el local de la Casa del Arquitecto y aquella comedia que ya tenía preparada. A la empeñosa ayuda, a la decidida y entusiasta protección del, arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, presidente de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y del Colegio Nacional de Arquitectos, debe el haber podido realizar su proyecto.
El resultado ha sido magnífico, no sólo porque Corazón arrebatado es una agradable, sugestiva, emotiva comedia, con legítimos y eficaces valores dramáticos, sino porque Xavier Rojas ha sabido resolver con talento la realización de su Teatro Círculo. Habría mucho que decir de esta singular técnica que simplifica en cierto grado los problemas de la puesta en escena y de la perspectiva, pero que exige, para sostener viva y lúcida esa íntima relación entre el actor y la audiencia, mayor concentración y sinceridad del comediante. Su trabajo deberá estar gobernado exclusivamente por los movimientos que impone la obra, con evidentes motivaciones, sin olvidar que siempre tendrá a su espalda espectadores que lo vigilan y siguen sus reacciones más pequeñas. Está el actor, para usar un término común, en constante close-up.
A Gloria García, que pudo conservar, unió Xavier Rojas elementos jóvenes como Xavier Loyá, Jenaro de Alba, Bruno Márquez, Julio Alemán, Federico Cárdenas, Carlos Freymann. Y ellos lograron en no poca medida esa construcción, ese hálito de sinceridad indispensable. Todos actúan admirablemente, con verdad y buena inteligencia. Sobresalen, por la importancia de sus respectivos papeles. Gloria García, Xavier Loyá, De Alba y Bruno Márquez; pero todos trabajan con acierto. (Poco después del estreno de Corazón arrebatado, que fue el jueves de la semana pasada, fue necesario cambiar a Jenaro de Alba por Carlos Bribiesca, y éste que lo había ensayado hace dos años no tuvo problema en perfeccionarlo ahora).
Todo en esta realización está bien resuelto, la simplista escenografía de Francisco Paz Parrodi, la iluminación de Humberto Buentello, la compaginación musical de Sergio Amor, el manejo de luces de que es responsable Rodrigo Portillo. Con lo cual el triunfo que Corazón arrebatado (The hasty heart) logró en Nueva York, en el Hudson Theatre –fue estrenada allí el 3 de enero de 1945-, se repetirá ahora en México bajo la dirección de Xavier Rojas.



XAVIER LOYÁ, destacado elemento de la radio, el teatro y la televisión.
Teatro
A fuerza de entusiasmo de fe en sí mismo, de actividad incansable, Xavier Rojas ha conseguido convertirse en una persona de crédito en el mundillo del joven teatro mexicano. Fue muchos años solamente un muchacho inquieto; ahora es ya un director responsable, a quien hay que tomar en serio y con el que se cuenta como un valioso elemento en el movimiento creador y renovador del teatro nacional.
De un reciente viaje de estudio por los Estados Unidos, Xavier Rojas trató la idea de hacer un “Teatro en Círculo”; es decir, un teatro en el que el escenario esté rodeado por todas partes de público: se le habían ya adelantado parcialmente los Junco, Aldás y Petrone, que hicieron en el Teatro Arena un escenario rodeado de público por dos lados, Y Dagoberto Guillomain, en Xalapa, con el foro rodeado por tres lados de espectadores.
Rojas encontró un sitio algo apretado para un intento de esta naturaleza: La Casa del Arquitecto; por sus dimensiones, el salón se presta poco para la idea de Rojas; en realidad, por dos lados, el oriente y el poniente, el público es casi simbólico, puesto que no cabe sino una fila de unas ocho o diez personas.
Pero el experimento ha sido un éxito. Desde luego, es muy buena la obra escogida. “Un Corazón Arrebatado”, de John Patrick; y luego, son magníficas las dirección y las actuaciones. Aquí sí que no hay ni concha, ni los trucos con que se la ha sustituido en algunos teatros, tales como el apunte desde las cajas o el apuntador electrónico. Aquí si la obra tiene que estar perfectamente memorizada. Y la escenografía se deja en gran parte a la imaginación de los espectadores, puesto que no hay paredes; sólo hay mobiliario y utilería; y por cierto que con eso basta para crear el ambiente, para que el público entre en situación. Si en los demás teatros se presentan cuartos a los que se les quita una pared (dos, en el Arena), aquí se les han quitado las cuatro, y quedan como un punto en el espacio: pero eso es suficiente.
Rojas consiguió una dirección muy vivaz, y lleva su obra a un ritmo que no permite un solo momento de fatiga; como la obra está perfectamente sabida, con movimientos coordinados al segundo, y sin que nadie tenga qué esperar a oír el apunte, todo se desliza como sobre rieles.
La interpretación flaquea en un personaje, sin duda más por dificultades del papel que por las limitaciones del joven actor a quien fue encomendado; tampoco en la película inglesa sobre el mismo asunto estaba muy bien Richard Todd; el personaje es duro, antipático, contradictorio, y, en ciertos momentos, ridículo. Será por eso, sin duda, que Jenaro de Alba no estaba bien. Parece ser que lo han cambiado por CarlosBribiesca.
En cambio están atinadísimos Xavier Loyá, Bruno Márquez y Gloria García; ella es el único personaje femenino de la obra, y lo llena muy bien. Ha estado mejor en otras comedias donde el papel exige mayor rendimiento de la actriz. Loyá y Márquez están perfectos. En papeles menores están muy cumplidos . Julio Alemán, Carlos Freymann, Federico Cárdenas y otros dos actores.
Vale la pena ve “Corazón Arrebatado”, una buena obra, un buen éxito de un ramillete de actores jóvenes que con paso firme avanzan en su carrera, y u personal y meritísimo triunfo de Xavier Rojas, que ha logrado lo más sólido y lo más plausible de su inquieta y animosa carrera directorial.



Y DEDIQUEMOS AQUÍ un poco de espacio también, a esos artistas trabajadores que, en la Casa del Arquitecto, han instalado el Teatro Círculo para montar, en una especie de ring circular, la obra de John Patrick –muy bien traducida por Tony Hass-, “Corazón Arrebatado”, pieza que goza de todos los atributos del teatro norteamericano moderno; agilidad de diálogo, trazo certero en cada uno de los personajes, que no se dedican a hacerle el coro al protagonista; clima en espiral que va estrechando el círculo angustioso en torno a todos los intérpretes –y por lo tanto, a los espectadores-, como consecuencia de la fatalidad que gravita sobre el escocés marcado por la muerte; ternura de madre, de hermana y de novia, en la única mujer que figura en el reparto; equilibrio en todo –obra e interpretación- y continuidad absoluta en acción, en ambiente y en ritmo, por parte de la dirección escénica…
TODOS MERECEN MENCIÓN especial de honor Xavier Loyá, en el Yanqui; Gloria García, en la enfermera Margarita; Bruno Márquez, en el Tommy; Jenaro de Alba en su actuación especial; Jorge Maunier, en el Ordenanza; Julio Alemán, en el Digger; Carlos Freymann, en el Kiwi; Federico Cárdenas, en el Capullo y Alejandro Guerrero, en el Coronel. La dirección escénica –excelente, repetimos-, es de Xavier Rojas, esforzado mantenedor de siempre del buen teatro; la escenografía de Francisco Paz Parrodi, buena en su sintética sencillez, y ostenta el título de gerente de producción, David Ríos… ¡Sólo resta acordarle un aplauso unánime a la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y al Colegio Nacional de Arquitectos, por la feliz idea de patrocinar con filantropía y altruismo, tan espontánea y acertada exhibición teatral!.. ¡Buen 16 de septiembre!..



EL TEATRO CÍRCULO Y “CORAZÓN ARREBATADO”
Se inauguró, bajo los auspicios del Colegio de Arquitectos y del Instituto Nacional de la Juventud, el “Teatro Círculo”, en que los actores son rodeados por el público que los mira a su nivel. Muchos teatros de este tipo hay en los Estados Unidos: sin decorados, sin convención ni realismo alguno, han de conservar el misterio de la representación y su interés, a base de calidad de las obras y de la proyección de los actores, ejes y centros de la acción. Pero lo más importante en el estreno de esta pieza de John Patrick, no es la novedad, en México, de tal tipo de local, sino la limpieza con que fue presentada, bajo la hábil y apasionada dirección de Xavier Rojas, que tiene un gran porvenir en nuestra escena. Todo esto, después, claro está, de la calidad superior de la pieza, útil, constructiva, humanísima y llena de emoción. Hecha, además, con una técnica maestra.
Xavier Loyá –convertido en un verdadero actor-, sintió y compuso su personaje con vigor y fuerza emotivas. El mejor de todos. Con él, Bruno Marquez, muy gracioso, y Jenaro de Alba, defectuoso en la dicción que debe cuidar, pero excelente de actitud y de intención. Ha dado un paso notable en su trabajo, que no admite comparación con sus anteriores actuaciones. Gloría García, justa, precisa, dando vida interior a su carácter. Y todo el conjunto a una altura profesional excelente. Un aplauso para todos, y la satisfacción que a uno le queda de ver que, en México, los nuevos valores teatrales, se encauzan por la senda de un profesionalismo limpio y ambicioso.



¡TEATRO EN REDONDO, COMO EN NUEVA YORK…!
“Público y actores conviven en el Teatro Círculo casi sin distingo alguno” –Alfonso de Icaza “El Redondel”.- “La obra Alcanzó un éxito rotundo en el público” Fernando Mota de Revista de Revistas”. “Con el público rodeando totalmente el escenario, Xavier Rojas ha sabido imprimir a su grupo de actores naturalidad. Hay momentos en que el espectador se siente partícipe de la obra” Sara Moirón ABC. –Es una pieza útil, que contiene pasión, humanidad y gran fuerza emotiva, sin concesiones, ni trucos, con transparente sinceridad, el autor elabora un juego dramático lleno de matices y de verdad. La soledad humana y el amor que puede salvar al hombre, de sí mismo y de la muerte, son los ejes de una trama constructiva, sólida y muy teatral”. Luis G. Basurto. Excelsior. Corazón Arrebatado del autor premiado en Broadway: John Patrick, se presenta en el Teatro Círculo. Av. Veracruz 24 (Casa del Arquitecto) Tel. 11-44-74, con un reparto estelar: Carlos Bribiesca, Bruno Máruez, Xavier Loyá, Carlos Freyman, Julio Alemán, Federico Cárdenas, Alejandro Guerrero, Jorge Maunier y la deliciosa revelación dramática de Gloría García.



El Yanqui, de espaldas, Xavier Loyá, Margaret, la enfermera, que es madre, novia y hermana de los soldados, y Julio Alemán, forman parte de los personajes intensamente humanos de dicha obra.

Con excepción de Gloria García he aquí el elenco completo del éxito teatral del año: “Corazón Arrebatado”. Note el lector la proximidad del público en esta modalidad escénica del Círculo.
GRÁFICAS DE “CORAZÓN ARREBATADO”, LA OBRA DE JOHN PATRICK QUE SE ESTÁ PRESENTANDO EN EL TEATRO CÍRCULO
Por LYA ENGEL
CORAZÓN ARREBATADO, DE JOHN PATRICK, EN EL TEATRO CÍRCULO.
Xavier Rojas, después de una larga gira por los Estados Unidos como huésped de honor del gobierno americano, regresa a México con un enorme bagaje de nuevos conocimientos y entusiasmo creando de inmediato el Teatro Círculo, nueva modalidad teatral que en algunos estados del vecino país del norte constituye una nueva y potente manifestación artística.
La inquietud de Xavier lo lanzó a crear el Teatro Círculo en México. Esta nueva modalidad acentúa las características predominantes de una trama. Si es una obra emotiva, vista en teatroscope, (Teatro Círculo) resulta más emotiva todavía ya que la proximidad de los espectadores y las luces apropiadas, requiere necesariamente la supresión de gestos y movimientos usuales en teatro común que aquí resultarían exagerados. En consecuencia el Teatro Círculo está más cerca de la naturalidad del gesto y movimiento aunque la técnica gire en rotación como el propio globo terrestre. En redondo se presenta “Corazón Arrebatado” y es tan perfecta que redondo también es su éxito. Se puede decir que el teatro circular ha llegado a México para quedarse.
Destacan todos los participantes de “Corazón Arrebatado”, que narra con firmes trazos la historia más humana y emotiva. Carlos Bribiesca emociona con su estrujante y humano personaje sorprendiéndonos con su calidad histriónica. Xavier Loyá también logra una destacada interpretación como el yanqui. Este joven muchacho supera todos sus trabajos anteriores. Bruno Márquez, no sólo está en tipo físicamente, sino que se dejó influir por el personaje que interpreta al grado de perder por completo su propia individualidad lo cual es mucho decir. Se hace simpático en todo momento.
Gloria García puede considerar que ha dado un paso firme y decidido en la difícil carrera que ha escogido. Está dulce y humana. Sigue en orden Federico Cárdenas en un papel casi mudo que realiza con extraordinario acierto, y medidos y bien logrados en sus respectivas interpretaciones están Jorge Maunier, Julio Alemán, Carlos Freyman y Alejandro Guerrero.
Nunca dejaremos de agradecer a Xavier Rojas el esfuerzo que significa su aportación para que México cuente también con un Teatro Círculo y creemos que a partir de ahora, Xavier Rojas debe ser colocado en el sitio preponderante que corresponda a su constante superación artística.


XAVIER LOYÁ   ...lo mejor de sus trabajos...

GLORIA GARCÍA MALDONADO   ...los postres son al fin..

BRUNO MARQUEZ   ..un humor magnífico...
TEATRO
POR SERGIO MAGAÑA
Si alguno de ustedes no ha conocido todavía un teatro-arena, debe intentar la aventura de conocerlo. Tras la experiencia se le afinará el gusto, o hacia el espectáculo así presentado o a la forma tradicional del mismo. La ciudad de México, al efecto, cuenta hoy con dos de estos “rings”, dedicados a la comedia. Uno en el edificio de la Latinoamericana y otro, el más recientemente inaugurado, en las calles de Veracruz, en la Sala de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, y del cual he de ocuparme.
Lo que me asombra en ustedes, lectores, es su cultura, y se de antemano que no necesito explicar el porqué de la introducción de estos teatros en nuestro medio; pero yo escribo a veces para las porteras candorosas y es a ellas a quienes ahora dirijo mis explicaciones. El teatro-arena, amigas mías, no es una innovación surgida del feliz ocio, sino de mil necesidades económicas, pues es más barato. Ustedes van al teatro sin ponerse a pensar cuánto cuesta llevar a la escena una obra. Se requieren varios permisos oficiales y cada permiso vale algo. De ahí en adelante los gastos se multiplican. Incluso se paga un derecho de orquesta. Es decir, antiguamente todos los teatros de Comedia utilizaban una pequeña orquesta de Cámara para llenar los entreactos. Ello se hizo costumbre. A poco, dicha costumbre envejeció y también los músicos. Se desterró la costumbre; pero no pudo hacerse lo mismo con los músicos, quienes se agruparon en sindicatos y defendieron su sitio bajo el proscenio. ¿De qué iban a comer? A la protesta de los empresarios contestaron los sindicatos: “Uses o no uses estos viejitos, les pagarán como si tocaran”. De ahí el derecho de orquesta. Hay empresarios audaces y en el teatro Ideal, por ejemplo, todavía puede verse un cuarteto de cigarras y oírse el chirrido de sus tégmenes. Berlioz, Chopin y Offenbach suelen ser sus víctimas favoritas.
En fin, existen otras cuotas. Deben pagarse el alquiler de la sala, los actores, el derecho de autor, la tramoya, los electricistas y, lo último es lo más caro, la escenografía. (Todo diariamente).
El principal ahorro económico de un teatro-arena se apunta en el renglón de escenografía: no las necesita. Aquí las luces y tres o cuatro trastos bastan para crear en el espectador la ilusión teatral. ¿No podría suprimirse la escenografía corpórea en un teatro común y corriente? Se puede. Todo se puede; pero las “arenas” son lugar ideal para semejante propósito. Un salón, algunas gradas en torno al “ring” y listo. Arriba del anillo una diabla con luces. Las personas entran, se sientan en sus sillitas, se apaga la luz general, se enciende otra precisa y empieza el espectáculo. Los actores entran y salen por sitios estratégicos. Así fue como vi, aprecié y aplaudí la comedia de John Patrick: “Un Corazón Arrebatado”, dirigida por Xavier Rojas.
John Patrick es un exponente de la gran corriente de teatro norteamericano que hoy por hoy podría reputarse como la más importante en la literatura mundial, sin quitarle brillo a las primeras figuras francesas. Es que, mientras Francia todavía produce nombres, los Estados Unidos arrojan caudales y eso dentro del marco de un teatro realista, humano y generalmente bueno. “Corazón Arrebatado” se detiene en el “verismo”, un escalón bajo del “realismo”; pero su agilidad, su naturalidad en los diálogos y el resorte de una anécdota bonita, producen el espontáneo aplauso del público.
La dirección es dinámica, con sorprendente ritmo y vagos descuidos durante el primer acto, nubes de lentitud en el segundo y vuelta al dinamismo de calidad en la parte final del tercero. Es un triunfo del joven Rojas y aquí se le anota con entusiasmo. Xavier Rojas sabe agitarse, promover un espectáculo, conjuntar una compañía y ofrecer un espectáculo. “Corazón Arrebatado” es su mejor trabajo porque es su primer trabajo serio.
En cuanto a la actuación, Carlos Bribiesca ocupa un sitio envidiable, tanto en la obra como en su correcta interpretación. Si le sujetáramos a un análisis la cosa cambiaría, aunque no mucho. Su primer acto, con ser bueno, es demasiado duro. Quiero decir que el personaje pide al actor rudeza, no adustez; mientras que en el resto le pide sencillez, no candor. Cúlpese de ello a John Patrick, a quien el dibujar ese carácter debió costar bastante dificultad, y se le nota.
La nobleza de un papel exige nobleza del actor y este postulado lo lleva a buen término Bruno Márquez, cuyo único defecto es la sortija. En lo demás proyecta el humor magnífico de Tommy.
En tercer término viene a ocupar este sitio Xavier Loyá. Como a Rojas, se le puede decir que ha logrado el mejor trabajo de su juvenil carrera. Reúne este actor las condiciones necesarias para sobresalir cuando, aparte tiene la suerte de hallar papeles bien escritos y llenos de jugo vital.
Y ahora sería injusto pasar por alto la actuación impecable de Jorge Maunier, Julio Alemán, Carlos Freyman, Federico Cárdenas y Alejandro Guerrero. Nunca Xavier Rojas logró en torno un reparto tan parejo y entusiasta. Sus respectivos trabajos fueron llevados al término del buen actor y ello regocija mi espíritu hasta el colmo.
Por último –los finos postres se dejan al fin- debo recomendar sin titubear la presencia escénica de Gloria Maldonado en su dulce hermana Margarita. Su oportunidad de lucimiento no fue tan feliz como la de Bribiesca; pero los resultados son los mismos: Un gran esfuerzo y una cosecha de aplausos.



“CORAZÓN ARREBATADO”, es la obra de éxito de John Patrick, que Xavier Rojas ha montado en el teatro Círculo. En una escena: Xavier Loyá, Bruno Márquez, Gloria García y Federico Cárdenas sus felices intérpretes. Es algo que hay que ver y aplaudir.
CORAZÓN ARREBATADO
En México empieza a despertarse de nuevo el interés por el teatro. Bastó que se renovaran por completo. Bastó que en vez de esos teatros fríos, sucios y malolientes, surgieran salas pequeñas, limpias y cómodas, para que el público respondiera.
El ambiente es íntimo y agradable.
Ahora, entre esos teatros pequeños, figura el de la Casa del Arquitecto.
Se llama Teatro Círculo por la forma que tiene el escenario, que ha dejado también de tener telón y bambalinas.
La luz, al apagarse o encenderse, se encarga de dar la impresión total de que se comparten emociones e impresiones con los actores.
Corazón Arrebatado es una comedia de John Patrick.
Una sola mujer interviene en la acción. Es la enfermera abnegada y dulce, de la que se enamora Lachie, ese rebelde e indómito muchacho que no ha conocido la amistad ni el amor y se siente humillado cuando sus compañeros tratan de atraerlo, conociendo su próximo fin, que les ha sido confiado por el coronel que les pidió cariño y comprensión. Tiene los días contados y él no lo sabe.
Posee extrañas teorías sobre la vida.
Se aparta de todos, porque prefiere la soledad.
Sin embargo, poco a poco, va cambiando ante la amistad que se le brinda con tanta espontaneidad y ante el ambiente cordial de aquellos muchachos que comparten con él sus horas, entre bromas y risas.
Cada detalle está fielmente observado en esta trama humana y profunda.
La escena ocurre en un pabellón de emergencia del ejército de las Naciones Unidas.
Para entretener sus ocios, unos bordan, otros tejen labores y cosen y el pobre Capullo, que no entiende otro lenguaje que el suyo, sueña y teje collares con cuentas multicolores.
La llegada del correo es causa de alborotos y comentarios. Uno de ellos recibe la noticia de que su mujer le ha dado un hijo. Otro recuerda a la novia que lo espera para casarse. El más jovial de todos hace chistes sobre su hogar, con el que sueña a toda hora.
Y esta camaradería une al grupo de hombres que, lejos de su patria, piensan en el retorno.
Lachie acaba por sentir esta influencia.
Se despoja de su agresividad.
Se va adaptando a este medio.
Y acaba por enamorarse de la enfermera que, en el fondo, también siente que lo quiere. Un beso descubre a los dos sus verdaderos sentimientos.
Pero cuando el enfermo sabe la verdad, que les es revelada duramente, y cree que toda esa amistad es sólo consecuencia de la lástima que inspira, siente que de nuevo se apoderan de él la violencia y la ira.
Y, al final, como un niño, se echa a llorar y pide angustioso que no lo dejen marchar, porque no quiere morir solo.
Este experimento del Teatro Círculo, hecho en México por primera vez, se debe a Xavier Rojas, quien lo llevó adelante gracias  a la cooperación de la Sociedad de Arquitectos  Mexicanos, que le han prestado toda su ayuda.
Todos y cada uno de los jóvenes actores cumple a conciencia con su papel y logra que el público se posesione de la trama y aplauda entusiasta.
En muchas pupilas varoniles vi brillar una lágrima involuntaria que brotó cuando Lachie se rebela a morir.
Su corazón arrebatado experimenta el ansia de vivir. En su mente duerme el viejo sueño de aquel pedacito de tierra que tiene en Irlanda y que pensaba cultivar a su regreso.
Pero el destino lo ha condenado a muerte.
Un trozo de metralla, incrustado en el riñón, hizo que le fuera extirpado éste. Y la ciencia se ha declarado impotente para evitar el fin, que está próximo.
Corazón Arrebatado es una comedia moderna, de corte originalísimo, de acción llena de un crudo realismo en el que se pone de manifiesto cómo la bondad acaba por triunfar por encima del egoísmo.
Comedia de juventud, digna de que la vean los jóvenes que empiezan a vivir.



Por AUGUSTO BENEDICO.
I.- Una Carta a Javier Rojas.
II.- Fui a “su” Teatro Giratorio.
III.- ¿Eran Personajes Reales?
IV.- Notable Labor de “Equipo”.
V.- El Éxito de “Corazón Arrebatado”
Tenía la intención de continuar esta semana hablando de otros aspectos de la creación del Teatro Nacional de la Comedia; pero la necesidad urgente de escribir una carta, me obliga a posponer ese asunto para mi próxima crónica.
Para que no se crea que lo de la carta es una disculpa, la transcribo a continuación:
Sr. Xavier Rojas,
Teatro Círculo.
Ciudad.
Mi estimado amigo:
El sábado 16 tuve, por fin, oportunidad de asistir al teatro Círculo. La televisión, que me tuvo aherrojado durante varias semanas, me impidió ver antes tu versión de “Corazón Arrebatado”. Como suele decirse, “ardía en deseos” de ver la comedia de Patrick.
Gentes de toda mi confianza me habían hablado de ella en términos altamente elogiosos, que hacían extensivos a tu dirección y a la labor de los actores, expresando de paso, su simpatía hacia el, entre nosotros, nuevo marco escénico en que montaste la comedia.
Sin embargo, el “ardor de mis deseos”, no era señal de una previa predisposición al entusiasmo, provocado por el influjo de las referidas opiniones.
Más bien era lo contrario. Siendo escéptico por temperamento, siempre acojo el entusiasmo ajeno con reservas mentales. Vale decir que “ardía en deseos” de ver “Corazón Arrebatado”, más con el propósito perverso de confirmar mi escepticismo, que con la sana intención de recibir un goce estético.
Confesado esto, te será fácil adivinar con qué atención me dispuse a seguir los pormenores de la representación, decidido a no dejar ni un solo detalle, por más nimio que fuera, libre de las torturas de una prolija disección crítica.
Pero, ¡qué cierto que los dioses ciegan a los hombres cuya perdición desean! Las divinidades del teatro, con las que sospecho que has establecido un pacto de ayuda mutua, castigaron mi poca fe. Apenas iniciado el espectáculo, cuando estaba a punto de anotar en la mente cierto comentario crítico sobre no sé qué detalle relativo al maquillaje de Xavier Loyá, un prodigioso ronquido de Bruno Márquez me produjo el efecto de un manazo en el cerebro. Sentí que se me nublaba la vista; que perdía las nociones del tiempo y lugar; que un torbellino me arrastraba hacia no sé qué regiones encantadas, donde unos al parecer soldados convalecientes de heridas de guerra, transformaban un improvisado pabellón hospitalario, en el refugio de las más nobles virtudes del alma humana, haciendo de la alegría y del amor al prójimo, milagrosa medicina, vencedora del temor a la muerte.
Salí de este marasmo tan bruscamente como había entrado, sobresaltado por un ruido penetrante, reiterado, como tableteo de ametralladora.
Era el aplauso del público. La comedia había terminado.
A mi lado, un señor de aspecto respetable, comentaba con su esposa, sin dejar de aplaudir:
-Preciosa comedia. Y qué bien lo hacen. Tenemos que decirles a los muchachos que vengan a verla.
En efecto, todo aquello que yo había tomado por realidad era una comedia. Acababa de ver “Corazón Arrebatado”. Allí, sobre la plataforma, recibiendo el aplauso del público, estaban: Loyá, Bribiesca, Bruno Márquez, Gloria García, Julio Alemán, Carlos Freymann, Federico Cárdenas, Alejandro Guerrero, Jorge Maunier… Eran los actores. Ahora me daba cuenta de ello, porque hasta unos momentos antes yo estaba plenamente convencido de que eran los personajes que les cupo en suerte interpretar.
Hablando en serio, amigo Rojas: ¡Qué estupenda actuación la de esos muchachos! Forman un magnífico conjunto. No sólo se advierte en ellos un entusiasmo sin límites, sino un concepto de lo que es el verdadero teatro que debería servir de modelo. Limpios de todo “vedetismo”, ponen la labor de conjunto por encima de cualquier vanidad personal. Sólo por esto merecían sinceros elogios.
Pero, además, logran destacarse individualmente. Xavier Loyá, ha encontrado el camino que habrá de llevarle a un lugar destacado entre nuestros galanes jóvenes. Hay en él gran sinceridad, y ha adquirido una soltura de movimientos y ademanes sencillos y naturales. Bribiesca, fue siempre un actor que se entregaba en cuerpo y alma a su papel. En esta ocasión lo hace también, pero de un modo diferente. Antes “sufría” sus papeles. Ahora los “vive”. Si se mantiene así, habrá dado un paso decisivo en su carrera. Bruno Márquez… Bueno, Bruno Márquez tiene el papel más simpático de la obra. Esto no es, ni con mucho, una ventaja. Estos papeles simpáticos suelen ser muy traidores. Pues bien, a pesar de ello, Bruno Márquez, no sólo salva su papel, con lo que cualquiera se daría por más que satisfecho, sino que le saca enorme partido. Intencionando en todo momento, lleno de humor, de emotividad cuando es necesario, sin traspasar nunca la medida, en una palabra: magnífico. Gloría García, es la imagen de la femineidad comprensiva, llena de abnegación. Muy bien. Mucho más que una promesa de actriz.
Junto a ellos, Alemán y Freymann, no desentonan ni un solo momento. Merecen compartir los elogios por igual. Federico Cárdenas, logra destacarse en su dificilísimo personaje que no habla. En un papel así es muy fácil distraerse, pero Cárdenas no se sale ni un solo momento de situación. Bravo.
Y sobre tu dirección, ¿qué decir? ¿Qué es estupenda? Pues bien, digámoslo. Es estupenda… Sin embargo, a mi juicio, lo más valioso de ella, no es ni el ritmo, ni la justeza de los movimientos, ni todas esas cosas de orden técnico relativas a la mecánica del montaje. Para mí lo más valioso de tu dirección, radica en ese “espíritu de equipo,” que has sabido inculcar a tus actores, y al que, indudablemente, deben ellos un elevado porcentaje de sus respectivos triunfos personales.
Cree, sinceramente, que puedes estar orgulloso de tu versión de “Corazón Arrebatado”.
Y con esto acabo, haciendo votos por que el público responda liberalmente a la calidad artística del espectáculo que se le ofrece en el teatro Círculo.
Cordialmente.



XAVIER LOYÁ
UN MES DE TEATRO
Por WILBERTO CANTON
Los amantes del teatro eran, hasta hace tres o cuatro años, una curiosa secta que se reunía regularmente para ver alguna obra, largamente ensayada, y que se representaba casi en familia, una o dos veces. El cronista tenía que hablar de los estrenos; y muchas veces, el lector no podía ver ya la obra, aunque la crónica se publicara al día siguiente de la primera representación.
Las cosas han cambiado mucho. Ahora una buena comedia llega con facilidad a las cien, a las doscientas o a las trescientas representaciones. Y ya tenemos la primera que cumple un año en cartel: “La Hora Soñada”. Este aniversario de la preciosa obra que es la consagración definitiva de Nadia Haro Oliva, los cinco años de labores que cumplió el Teatro del Caracol y las primeras cien representaciones de “Corazón Arrebatado” en el Teatro Círculo, han sido los acontecimientos teatrales más sobresalientes del mes. Los estrenos quedan para la próxima vez.
I.- “CORAZÓN ARREBATADO
Pese a su juventud, hace ya varios años que Xavier Rojas hace notar su presencia, su entusiasmo y su talento, en los medios teatrales de México. Pero hasta ahora su obra como director se había resentido de cierta inmadurez, de un amable y desenfadado aire de “amateur”. Era infatigable y constructiva su devoción por el teatro popular; sus temporadas en las barriadas, al aire libre, con actores improvisados, fueron fecundas. Pero Xavier distaba mucho de poder contarse como uno de los mejores directores profesionales de México.
A partir de “Corazón Arrebatado”, ya nadie puede negar que Xavier Rojas sea un “metteur en scene” de primer orden. La obra, difícil por su agilidad y el contraste entre su tema dramático y su tratamiento amable y ligero, le dio ocasión de realizar una labor cuidadosa y brillante que ha sido ampliamente elogiada por la crítica y que el público ha consagrado con su aplauso hasta más allá del centenario.
La técnica del teatro en redondo, muy de moda en los Estados Unidos, no era conocida por el público de México sino en la limitada experiencia del “Teatro Arena”, donde se habían conservado solamente dos de las tres paredes tradicionales de la escena. Es decir, allí el público rodea la escena por dos lados y no está por uno solo, como era habitual. En el “Teatro Círculo” que Xavier Rojas inauguró en el salón superior de la Casa del Arquitecto, el escenario es como una isla rodeada de espectadores por todas partes, tal como ocurre en el toreo, en el box o en la lucha libre.
Aparte de la economía que la supresión de decorados acarrea a la producción, este sistema es interesante porque permite a los espectadores entrar en un más íntimo contacto con los actores, y a éstos lograr matices que en un teatro normal, por la lejanía del público, serían imperceptibles. Naturalmente que esta ventaja sólo existe para los buenos actores, porque los malos no encuentran recursos en dónde escudar su torpeza.
Xavier Loyá nunca había estado tan bien. Ni en su “Fred” de la “Prostituta Respetuosa”, ni en su galán de “El Cielo Prometido”, había logrado tanta exactitud, tanta vehemencia, tanta alegría, tanta naturalidad. Igual que ha madurado físicamente, su talento de actor se ha despertado. Por su sensibilidad,  sus cualidades de presencia y de voz, su dedicación, puede ya hablarse de él como de uno de los primeros actores jóvenes de nuestro teatro.


Xavier Loyá, Bruno Márquez, Gloria García y César Villa, quienes en el original Teatro Círculo han montado, con la dirección de Xavier Rojas, “Corazón Arrebatado”, de John Patrick, traducción de Tony Hass. La escenografía muy acertada en su sencillez, es de Francisco Pas Parodi.

Bruno Márquez y Xavier Loyá en una escena de “Corazón Arrebatado” cuya trama se desarrolla en un pabellón de emergencia de las Naciones Unidas, en el frente de batalla de Asia.