viernes, 15 de noviembre de 2013

Teatro 1955 La hoja de parra Reseña

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Xavier Loyá...
LA OBRA “LA HOJA DE PARRA”
El estreno de la comedia francesa “La Hoja de Parra” constituyó un gran suceso teatral. La crítica en pleno, infinidad de estrellas y público en buen número, asistieron a la función inaugural la noche del viernes pasado.
La obra se inició en forma muy original, con la proyección de los créditos artísticos filmados en color y una breve leyenda a guisa de prólogo. Después, aparece el interior de una lujosa residencia, muy bien realizada escenográficamente por los Hermanos Fuentes, en donde se desarrollan los tres actos de la comedia.
“La Hoja de Parra” resulta divertida de principio a fin, es ágil en su construcción escénica y los diálogos, muy intencionados y picarescos, fluyen de los intérpretes con gracia y finura, logrando en conjunto una obra entretenida a la que se puede augurar un largo recorrido en las carteleras de México.
El libro original de Jean Bernard Luc, fue traducido con singular acierto por Wilberto Cantón. La dirección escénica se puso en manos del actor Jorge Landa, que puso empeño y dedicación en la obra; pero no logró desgraciadamente, cuajar una dirección uniforme y atinada, quizá debido a su inexperiencia en estos menesteres, o posiblemente porque le faltó autoridad para normalizar la actuación de sus personajes, observándose en ocasiones un desnivel absoluto en la interpretación básica de la obra.
El triunfo de la obra puede atribuirse  casi exclusivamente a Manolita Saval, que entendió a la perfección su personaje de Huguette Leroy-Belair, una dama francesa, ingenua y atolondrada que resuelve las situaciones en la forma más graciosa del mundo. A lo largo de los tres actos se advierte su calidad extraordinaria de buena actriz y el cariño manifiesto por el personaje a interpretar.
Después tenemos a José Baviera, buen actor y de reconocido prestigio; pero que en esta ocasión, debido quizá a falta de ensayo, no se sabía el papel con la seguridad que requería la obra.
En el tercer personaje central figura Oscar Ortiz de Pinedo, admirado actor de teatro y cine, que en esta vez convirtió en Astrakán su Jerónimo Cazalis. En verdad nos extraña que un actor que se ha conseguido un sito paso a paso, cuando ya ha logrado colocación estelar en los repartos exagere en tal forma su ya de por sí exagerado personaje en la comedia.
Siguen por su orden Xavier Loyá, que está muy bien en su Beltrán Cazalis, joven inexperto en lides amorosas y base de la trama. Loyá se manifiesta como un actor de cuerpo entero, justo en su acción y perfecto en sus parlamentos. Kitty de Hoyos, que hace su presentación teatral en esta comedia con un personaje gracioso, sin mayores complicaciones. Es guapa y está joven y sólo se observa que debe mejorar su dicción, haciéndola más clara y pausada. Rosa María Montes, Vicente Oroná y los demás intérpretes pasan sin pena ni gloria pues tienen personajes episódicos que sacan avantes simplemente porque se sabían sus diálogos y sabían a dónde y en qué momento tenían qué decirlos.
En fin, salvando pequeños escollos, propios de los días de estreno, la obra fue aplaudida y premiada Manolita Saval por su excelente interpretación.