viernes, 15 de noviembre de 2013

Teatro 1955 Un minuto de parada Reseñas

Para una mejor comprensión de este blog visite: Xavier Loyá



XAVIER LOYÁ

El decorado de la obra “Un Minuto de Parada”, representa una estación de ferrocarril en un pueblito de Francia. Está muy bien realizada, como se podrá observar en esta foto.
“UN MINUTO DE PARADA”
Pero el público que vio esta obra, sigue riéndose, ya que la comedia es sencillamente jocosa, con una actuación; en la que se destaca LEON BARROSO y CAROLINA BARRET. De doña PRUDENCIA GRIFELL ya no decimos nada, porque ella y JOAQUÍN PARDAVÉ hacen verdaderas creaciones de sus papeles. XAVIER LOYÁ muy bien, demostrando que con estudio va a llegar muy alto y AURORITA MOLINA con mucho afán de llegar.


SULLIVAN
“UN MINUTO DE PARADA”
Un nuevo teatro y van… ¡quién sabe cuantos!
O muchos nos equivocamos, o algunos de los han invertido sus dineros en construir salitas en diversos lugares de la metrópoli, van a recibir más de un desengaño.
Hay que aclarar: el Sullivan es un teatro con unas trescientas butacas, no muy cómodas que digamos.
Se estrenó el jueves, con la graciosa comedia “Un Minuto de Pasada! de Marcel Achard, traducida por Pilar Sanz y León Barroso, la cual obra hizo reír al público de buena gana.
Picante, sin llegar a ser grosera, tiene un marcado sabor francés, y abunda en situaciones regocijadas, que culminan cuando van siendo más y más los hijos que da a luz la esposa del sufrido jefe de la pequeña estación ferrocarrilera, donde ni siquiera para el rápido París-Burdeos.
Comedia hecha con el exclusivo objeto de divertir, tiene al público contento, desde que comienza hasta que termina, pese a lo repetido de su tema, y a que , en ocasiones, resulta recargada su comicidad, especialmente en el tercer acto que, sin embargo, es el más regocijado de todos.
Y claro, habiendo obra, las figuras de la compañía se lucen a sus anchas.
Joaquín Pardavé hace un “Cornelio” magnífico, en el que, sin incurrir en exageraciones, derrocha su reconocida vis cómica.
Prudencia Grifell, sobria, oportuna, inteligente, es la gran actriz de siempre.
Carolina Barret matizó su “Margot” con maestría pese a que estaba poco menos que afónica.
Aurora Molina, un poco fuera de tipo y otro poco de edad, imprimió alegría a su “Violeta.”
Xavier Loyá desempeña un papel inferior a sus posibilidades; León Barroso tuvo momentos afortunados en el “Frañol”; a Gerardo del Castillo lo vimos a ratos demasiado impetuoso; los demás, en partes muy pequeñas, no desentonaron.
Réstanos alabar el decorado de Rodríguez Granada, todo él de bulto, así como los bien logrados efectos cinematográficos de Luis González, reiterando que la comedia, siendo picante, no es grosera, y que resulta divertida de principio a fin.